Magazine SLV. Artículo de opinión de Julio Gómez
La dura derrota del Atleti contra el Arsenal es relativa, pero real. En la primera parte los colchoneros mantuvieron el tipo ante uno de los serios candidatos a ganar la Champions. El tacticismo y la presión made in Simeone hizo sufrir a su rival durante 45 minutos. Hasta ahí el planteamiento fue serio e incluso admirable. El Atleti pega en la liga inglesa. Ese juego de brega, asfixiante y pegajoso sería ideal en la Premier League. Estoy seguro que ese leitmotiv de «dolor de muelas» daría muchas alegrías. Más que en España seguro. Eso sí, convendría mejorar en ataque porque ayer tuvieron pocos tiros a puerta de peligro. Sin tirar a portería es imposible ganar a ningún contrario. La idea de aguantar el 0-0 y aprovechar alguna genialidad de Julián Álvarez estaba bien medida. Casi sonó la flauta antes de la tormenta.

Foto: Into The Calderon
Para mí la clave de la derrota está en el desquicue de Diego Pablo Simeone. Ese triple cambio del segundo acto para mover el árbol rompió la pizarra y abrió la veda para el disfrute de los aficionados. Este Arsenal juega muy bien al fútbol con espacios. Y eso se los concedió el Atleti por obra y gracia de un entrenador que vuelve a demostrar que los partidos importantes le vienen grande. A excepción de los duelos contra el Madrid que le valen para ganar cero títulos, salvo excepciones. Eso sí, con ello tiene el cariño de los aficionados rojiblancos. Parece suficiente. Sin embargo, cabe exigirle mucho más. En esta competición este tipo de errores se pagan caro a largo plazo. Cuando terminen las ocho jornadas de la fase liga la diferencia de goles anotados y encajados será fundamental para resolver empates.
Como el Atleti no se puede trasladar a Inglaterra igual sería genial que el Cholo se marchara para allá. Sus aficionados (salvo los del Frente Atlético) se lo agradecerían. Estando allí podría aprender de las jugadas de estrategia ideadas por Mikel Arteta. Este entrenador debe fichar como seleccionador en cuanto De la Fuente se quiera ir. No hay prisa. Mientras tanto disfrutemos de partidos como el de anoche. El Atleti dio la cara hasta que su entrenador quiso. Y es que en esto del fútbol, como en la vida, conviene utilizar más la cabeza que el corazón. Mucho pedir para un técnico cuyas pulsaciones siempre van al límite de la capacidad humana.
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