7 de noviembre de 2025

En sala Siroco

The Gluttonys: la albahaca también sabe a rock

Magazine SLV. Alcobendas. Desde 2010, The Gluttonys llevan encendiendo amplis y gargantas en las salas más vivas (y sudorosas) de Madrid. Su rock tiene ese punto de exceso que solo se consigue cuando la fiesta no es una pose, sino una consecuencia. Ahora llegan a Grité Pop, este 17 de octubre, en la sala Silk de La Moraleja, un lugar donde el cuero y las guitarras distorsionadas amenazan con romper la calma de los cócteles bien servidos.

En la Sala Siroco

Dicen que le cantan a la albahaca —aunque nadie ha visto aun si eso es una metáfora o un ritual botánico—, pero lo que está claro es que lo suyo va más de actitud que de jardinería. Con ellos, todo huele a rock & roll, a electricidad, y a esa sensación de que algo puede romperse (o redimirse) en cualquier momento.

Antes de que suban al escenario, hablamos con The Gluttonys sobre la energía, el desgaste, los clichés del rock y el arte de seguir rugiendo cuando el algoritmo pide silencio.

Pregunta. Desde 2010 lleváis sacudiendo salas madrileñas… ¿Cómo se mantiene el hambre después de tantos años, o ya sois más de saborear el aplauso que de devorar escenarios?

Respuesta. Bueno, pues a ver… realmente no es que se mantenga el hambre, sinceramente el hambre va en aumento cada año. Cada año estamos más tranquilos, más seguros de nosotros mismos, y creemos que hacemos mejores temas. Así que sí, saboreamos el aplauso, pero por supuesto también nos gusta devorar el escenario y al público, si se deja.

P. En algunos círculos se dice que The Gluttonys le canta a la albahaca… ¿Es metáfora de pureza, o simplemente el único vegetal que sobrevive después de un concierto vuestro?

R. Buena pregunta, oye, veo que estás muy bien informado, tienes muy buenas fuentes.

Efectivamente, en nuestros conciertos se canta a la albahaca, como también se canta a la manzanilla. Es una pista de uno de los temas que versionamos, que homenajeamos realmente, y que creemos será una sorpresa, porque nadie espera escuchar en un concierto de rock una versión de un tema así.

Y sí, en nuestros conciertos no sobrevive nada: ni la albahaca, ni la cebada de la cerveza… nada.

P. Después de tanto escenario, ¿Seguís creyendo en el rock como forma de resistencia, o el verdadero acto rebelde hoy es sobrevivir al algoritmo y a las playlists de Spotify?

R. Pues sí, por supuesto, seguimos creyendo en el rock como una forma de resistencia, como una forma de rebeldía, y creo que somos muchos los que lo sentimos así.

Personalmente, soy bastante optimista, aunque efectivamente lo que lo peta ahora es el reguetón, el autotune y cantar hablando raro. Aun así, hay muchos grupos jóvenes haciendo las cosas muy bien, haciendo rock, pop y música con alma. No tienen tanta visibilidad, pero ahí están.

Y como tú bien dices, lo más complicado hoy es sobrevivir al algoritmo. Ya no basta con hacer buenos temas ni con tocar mucho; hay que invertir tiempo y dinero para que el algoritmo te quiera. No nos gusta, pero es lo que nos toca.

P. Rock, fiesta y conexión con el público: tres palabras que todos repiten. ¿Dónde está realmente la diferencia entre The Gluttonys y otra banda con guitarras y actitud?

R. Intentamos: que cada concierto sea una fiesta de rock and roll, con conexión real con el público. Queremos que la gente salga un poco más feliz de lo que entró, porque a nosotros también nos pasa.

¿En qué nos diferenciamos? Quizás en nuestras versiones. Hacemos versiones que nadie se espera, porque no copiamos literalmente; preferimos darles una vuelta, hacerlas nuestras y adaptarlas a nuestro estilo. Además, en nuestros temas originales buscamos mezclar la potencia de las guitarras con melodías bonitas, y sobre todo, lo hacemos con mucho cariño.

P. De los bares de Madrid a Grité Pop en la sala Silk La Moraleja: ¿Es un paso natural en la evolución del rock o una prueba de que hasta la rebeldía tiene entrada VIP?

R. Pues sí, hemos tenido la suerte de tocar y colgar el cartel de “Sold Out” en míticas salas de Madrid como Moby Dick, Nazca, la desaparecida Caracol o el Chesterfield Café.

Y ahora, tocar en nuestro pueblo —somos de Sanse y Alcobendas—, en un sitio tan mítico como el Silk, dentro de una iniciativa tan chula como Grité Pop, nos hace mucha ilusión. El rock and roll no está reñido con el lujo, así que, ¿por qué no?

The Gluttonys siguen demostrando que el rock, lejos de apagarse, evoluciona, se reinventa, se planta frente al reguetón y el algoritmo con actitud y guitarra en mano. Entre riffs, humor y honestidad, la banda madrileña confirma que su hambre no se sacia: solo crece con cada escenario conquistado.