3 de septiembre de 2025

Sin cobertura, comedia simpática, intrascendente, pero con necesaria amabilidad

Magazine SLV. Artículo de Laura Ramos

La directora Mar Olid, más conocida por su experiencia en series televisivas más o menos conocidas, esta vez ha apostado por dirigir un largometraje desenfadado y risueño, apto para todos los públicos en el que una familia viaja en el tiempo a la Edad Media por el deseo de su hija pequeña de que desaparezcan las pantallas para poder sentir que la hacen caso.

Foto: Los Lunes Seriéfilos

Ver esta película tras unas semanas duras de incendios y que, por esta razón o cualquier otra, han podido tenernos con menos vida al aire libre de lo deseable, es un bálsamo para el corazón. No entiendo la necesidad de ofenderse porque se hagan productos cinematográficos sencillos, caricaturescos, con cierta crítica suave y humor blanco. No todo tiene por qué ser mordaz, incisivo y duro para poder conmover, enseñar y hacer reír. No todo lo que nos acerque al humor más infantil o apto para cualquier edad – pues tampoco es cierto que mucho contenido de la película sea perfectamente comprensible para niños pequeños o personas sin cierta experiencia en el mundo sin alguna explicación adicional- debe sentirse como un ataque a nuestra inteligencia.

Esta película gustará a quienes quieran pasar un rato entretenido y no tengan una visión excesivamente cínica de la vida, a quienes disfruten con cosas sencillas sin que ello implique que no sean capaces de abordar y entender mucha más complejidad. Te deja en paz con el mundo por un rato ante tanto bombardeo de mensajería instantánea, noticias que en su mayor parte son desagradables y el tono bronco que tanto se está dando en la actualidad y también permite descansar de algunas pantallas y reflexionar sobre el uso que se hace de ellas para cambiar lo que se quiera cambiar.

Sin cobertura permite relajarse y disfrutar con un humor que diría que es más inteligente que el de algunas famosas comedias estadounidenses que han triunfado en taquilla. Por ello la recomiendo, aunque no se trate de una historia trascendental ni de un análisis muy profundo de cosas que están sucediendo. También dicen que es una película entretenida, pero totalmente olvidable. Yo creo que no la olvidaré, quizás era el momento vital en el que estaba cuando la ví aquel sábado 23 de agosto y eso me aleja de la objetividad, pero para mí ha sido un precioso regalo y un reencuentro con una forma amable de acercarnos a cosas muy reales y reflexiones también importantes por medio de la fantasía y la sencillez.

                                                                                                                                     Laura Ramos